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LA SINÉCDOQUE CATALANA


Artículo publicado en EL PAÍS el 28 de diciembre de 2015



Creo que fue Italo Calvino el que dijo que en Italia empezó el fascismo a ganar el día en que un demócrata guardó silencio ante las peroratas que un fascista les impartía a los viajeros de un tren. Ese silencio permitió a los fascistas pensar no solo que su pensamiento era compartido por más gente de la que los apoyaba, sino que hablaban representando los auténticos intereses de los italianos.  Cambiando los términos, algo parecido ha ocurrido en España con los nacionalistas catalanes, que tradicionalmente han hablado como si solo ellos fueran los representantes del pueblo catalán y sin que los demás le hayamos discutido seriamente ni esa representación, ni su forma de ver las cosas.

Mirando hacia atrás, se encuentran múltiples casos en los que la visión nacionalista salió triunfante por incomparecencia de los unionistas. Así, está muy difundida la idea nacionalista de considerar que la Sentencia del Tribunal Constitucional 31/2010, que anuló unos cuantos artículos del Estatut de 2006,  fue un ataque a la democracia y una ruptura del pacto entre el "Congreso" y "Cataluña". Muy pocas voces se animaron a señalar, como Francesc de Carreras, que el Estatut era, en realidad, una enmienda a la Constitución que, a pesar de cumplir el requisito formal de haber sido aprobado por la mayoría absoluta del Congreso, rompía la costumbre constitucional de hacerlo por consenso. La victoria de la visión nacionalista ha sido tan abrumadora en este punto que hasta el PP parece arrepentido de haber recurrido el Estatut. 

Otro tanto cabría decir de la inmersión lingüística, una política educativa de la Generalitat basada supuestamente en la Ley de Normalización Lingüística de 1983; la cual, sin embargo, garantizaba la educación en la lengua materna de los estudiantes. Durante muchos años, se sacrificó este derecho y se convirtió en una verdad incontrovertible que la inmersión tenía las ventajas de evitar la segregación social y garantizar la pervivencia del catalán, sin riesgo  para el castellano. Un argumento que apenas encontró oposición.  Y así nos remontamos a los días en que el nacionalismo empezó a triunfar: como en la Transición ningún demócrata le podía discutir su lucha contra el franquismo, sin darnos cuenta fuimos tomando la parte por el todo, cometiendo una sinécdoque nada literaria. Por eso, nos habituamos a preguntar ¿qué quieren los catalanes? cuando en realidad queríamos decir “nacionalistas catalanes”; el Congreso permitió la formación de un grupo denominado “Minoría catalana”, como si sus miembros fueran los únicos catalanes de esa Cámara, etc.

El nacionalismo tuvo su particular Marcha sobre Roma el 30 de mayo de 1984, cuando tras la segunda investidura de Jordi Pujol (con AP votando a favor, por cierto), se produjo una gran manifestación en “desagravio” y de "apoyo a Cataluña" por la querella que habían presentado contra Pujol dos fiscales progresistas por el caso Banca Catalana. Los partidos, el Estado y la opinión pública quedaron como petrificados ante la rotundidad con la que Pujol afirmó que “en adelante de ética y moral hablaremos nosotros” y los años siguientes fueron de total predominio del nacionalismo. El “oasis catalán” daba la impresión de disfrutar de un consenso político y social que no era real; un magnífico ejemplo de lo que la socióloga alemana Noelle-Neumann ha llamado “la espiral del silencio”: la minoría calla porque no se atreve a expresar su opinión, no porque comparta las opiniones de la mayoría.

Si algo tiene de bueno la delicadísima situación actual es que esa espiral se ha roto y ya muchos discuten los dogmas nacionalistas. Es verdad que la sociedad catalana corre el riesgo de fragmentarse, pero también es verdad que otra Cataluña está surgiendo distinta a la Cataluña nacionalista, que ha perdido ya ese marchamo de superioridad democrática que se le atribuía. Por eso, el desafío independentista debe combatirse jurídicamente cuando se exceda de los marcos legales, como sucede con la declaración de independencia por etapas. Pero también se le debe hacer frente en el campo de las ideas, donde lleva demasiado tiempo imponiendo su visión. Si se logra, entonces su retroceso electoral puede ser tan espectacular como el de los nacionalistas quebequenses en los últimos años. Y los resultados electorales del 20D demuestran que es perfectamente posible: los independentistas solo ha obtenido 17 escaños frente a los 30 de los unionistas [**]. Y a pesar del heterogéneo resultado final, no cabe descartar un nuevo pacto político entre unos y otros sobre el autogobierno de Cataluña, incluso con reforma constitucional. Pero sabiendo eso sí, que todos los firmantes del pacto serán  iguales, porque ya se ha acabado (parafraseando a ese gran enamorado de Cataluña que fue George Orwell) que unos catalanes sean más catalanes que otros.
[**] Como me critica Luis J. García, y admito en mi respuesta, ese cálculo no es acertado, lo correcto sería: "los independentistas solo han obtenido 17 escaños de 47 posibles”.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Querido Agustín, no puedo evitar escribir un comentario a este artículo desde mi humilde punto de vista como ciudadano de Catalunya.

Antes que nada, aunque no debería ser necesario, quiero recordarte que no soy nacionalista, ni independentista. Conoces mis vínculos con el resto de España y en especial con Andalucía y tengo que reconocer que mis argumentos son puramente identitarios: mi identidad es catalán, andaluz y español, no me importa el orden, es más, ni tan siquiera sé que significan ni me importa.

Acabada la presentación quiero comentar varios puntos:
1.Importantísimo! Has perdido la oportunidad de permanecer callado, estoy harto (por no utilizar un término más contundente) de comparar nacionalistas catalanes con FASCISTAS. Si quieres señalar fascistas no los busques en Barcelona.
Tenemos una edad y sabemos lo que representa el fascismo (aquí llamada franquismo) y te puedo asegurar que los nacionalistas, o independentistas (que no es lo mismo) en su inmensa mayoría solo quieren lo mejor para su país (aunque estén equivocados en el camino). El único nacionalismo fascista que yo conozco es el de “Una, Grande y Libre” hay muchos de estos y, además, es transversal tanto de derechas como de izquierdas.

2.Tu sabes, infinitamente, más que yo de derecho constitucional, pero, lo pintes como lo pintes, la Sentencia del Tribunal Constitucional 31/2010 es un escándalo totalmente antidemocrático (busca por ahí algún fascista) un tribunal caducado, formado por personas al servicio de una ideología y un partido concreto se atrevieron a enmendar la plana a un texto aprobado por una amplia mayoría de un parlamento catalán, corregido por una comisión de garantías constitucionales, aprobado en el parlamento español y refrendado por el pueblo mediante un referéndum… todo eso no vale para nada y voy yo y me lo paso por la piedra.

3.30 de Mayo de 1984. Todos los partidos cuando les atacan se envuelven en conspiraciones, te recuerdo “el proceso de la Gürtel es contra el PP”, “Felipe y otros acompañando a la cárcel a Barrionuevo”, son solo dos ejemplos que vienen a mi mente pero estoy seguro que si revisamos la hemeroteca salen muchos casos más. Es cierto que no se trata del momento más lúcido de Jordi Pujol, conozco muchos Convergentes que se avergüenzan de aquellos hechos.
De nuevo tu referencia al Fascismo totalmente desafortunada.

4.La inmersión lingüística: No es perfecta, es más tiene muchos defectos empezando por el sobre esfuerzo que obliga a las familias castellanohablantes (la mía mismo sin ir más lejos) para poder seguir el ritmo de las clases que, sobre todo en secundaria, no se cubre correctamente en el instituto. Me refiero a la necesidad de contratar horas extraescolares para poder mejorar, igual que pasa con el inglés o con las materias técnicas.
Que le vamos a hacer, el gobierno central sólo se preocupa por el castellano (le llaman Español y se quedan tan anchos) soñar con un sistema a la “suiza” que incluya el estudio de 2 lenguas nacionales en todo el territorio (además del inglés) es, como diría mi madre, “una entelequia”.
En vez de eso “español” para todos y el resto de lenguas ya se apañarán en su autonomía. Y en esas estamos.
Tenéis una cierta fijación por que un día conocisteis a un catalán que le costaba expresarse en castellano, si quieres por cada uno de esos, yo te presento 10 catalanes que les cuesta hablar catalán.

5.Por último las matemáticas: La mayoría de políticos son de “Letras” y supongo que por eso con las sumas se lían un poco: ni 30 (unionistas) y 17 (independentistas), ni 10 (unionistas), 29 (independentistas) y 8 (mitad y mitad) como dicen los políticos independentistas.
La realidad es: de los 3.725.780 de votos válidos; 915.177 claramente unionistas(C’s, PP, UPyD y VOX); 1.164.790 claramente “Indepes” (ERC y DL) y el resto 1.645.813 apuntarlos en un lado u otro es falsear los datos.

Si queréis resolver este jeroglífico solo hay un modo: REFERENDUM a la escocesa SI o NO.

Y luego si eso hablamos
Anónimo ha dicho que…
¿Ninguna mente privilegiada de todos los politicos que buscan la unidad de España ha sacado conclusiones del referendum del Quebec y del referendum de Escocia? No es posible que el referendum en si mismo sea el signo de respeto que merece cualquier sociedad. Cuanta más negativa más desafección.
Hablas de voces y de silencios. Una persona, un voto. Ahí todo el mundo habla.
Luego hay una cuestión que mientras no cambie no veo buen arreglo. Si lo catalán no es considerado español por los no catalanes, como si que lo es lo andaluz o lo aragonés por ejemplo, y no se defiende como propio por el estado, dificilmente se acabarán las afrentas.
¿Para cuando oiremos "el catalan es tan español como el castellano" ?
Agustín Ruiz Robledo ha dicho que…
Estimado comentarista anónimo:
Muchas gracias por sus interesantes reflexiones. Es verdad que en el lenguaje cotidiano se yuxtaponen demasiadas veces lo catalán y lo español como dos realidades opuestas. Como habrá yo también me refiero a ello en mi artículo. Desde el punto de vista jurídico, el catalán está considerado un idioma tan español como el castellano y lo está nada menos que en la Constitución en cuyo artículo 3º se declara "el castellano" como lengua oficial del Estado y luego se añade "Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas CCAA.."
Anónimo ha dicho que…
Como todo el mundo sabe: lo mejor que tiene esta joven democracia española es que todo cabe, dentro de su marco constitucional. En primer lugar, por la flexibilidad que comporta nuestra Constitución en materia interpretativa y en otras ocasiones la facilidad de atacar, por cualquier flanco, el marco constitucional - que en mi opinión debería ser la única pieza rígida de nuestro texto constitucional y la mejor blindada-.
Ya, en algún artículo suyo recogió las palabras de D. Manuel Fraga, a la hora de redactar el art 2 de nuestra Constitución, – donde mostraba cierta incertidumbre sobre el tema-. Ahora entiendo el porqué de que su tumba mira al mar.
Como constitucionalista, jurista, juez y político- en mi opinión-, usted sabe, mejor que yo, que la rigidez de un buen marco es lo que realza un buen cuadro, independientemente del lienzo que contenga, sea rígido o flexible.
El art 2 y 3 de manera explícita viene a reconocer autonomía y la lengua autonómicas pero sin olvidar dentro del marco donde se desarrollan, que es España-; palabra maldita dentro de nuestro país-. Hay personas que parecen no saber apreciar la generosidad del constituyente en la configuración de este marco; tan generoso y vanguardista que un sistema federal no le llega ni a la suela de los zapatos.
Después de haber navegado, propios y extraños, por todo el Código Penal, al amparo de estos y otros artículos de la parte orgánica, nos acordamos realmente que tenemos un serio problema territorial cuando el coste marginal de los dispendios provocados desde el 78 ha sido igual a 0. Sin olvidar las CCAA agazapadas a salto de mata a ver si podían “trincar cacho”.
¿Cómo podemos buscar creatividad política en gestores de ruina, creadores de infraestructuras cuyo mantenimiento desborda cualquier presupuesto y la repercusión que tiene en el votante?.
Aun me acuerdo de una tarde de primavera de 2010 escuchándolo en clase sobre el tema de la corrupción, cuando decía: “si gobernase yo ..”
Pues Sr. Agustín – si gobernase yo- seguro que el problema catalán,como poco , sería de otra manera y del resto veríamos a ver el resultado…

Agustín Ruiz Robledo ha dicho que…
Querido Luis José:
Con mucho retraso me pongo a contestarte. Mil perdones por la demora, en parte motivada porque al leer tu crítica, desde el exabrupto inicial hasta el final, me confirma la tesis de mi artículo. Lo que más me llama la atención de tu crítica es que parece pasarte inadvertida mi tesis: los nacionalistas han actuado como si ellos fueran los únicos representantes de Cataluña y los demás, durante mucho tiempo, le hemos seguido el juego, sin tener en cuenta que había otros catalanes. Vayamos ahora al análisis de tus cinco puntos:
1. El fascismo: siento que estés cansado de que se tilde al nacionalismo catalán de fascista pero eso para nada invalida que le aplique al nacionalismo catalán lo que dijo Italo Calvino sobre los fascistas italianos: que hablaban en representación de todo un pueblo y que muchos de sus oyentes callaron por no discutir con ellos.
2. La STC 31/2010: toda la justicia constitucional es, dicho con tus propias palabras, “antidemocrática” porque su función es la de controlar las leyes que aprueba la mayoría. Pero una vez creada, no es sostenible jurídicamente argumentar que el TC no puede controlar una ley orgánica, por mucho que esté refrendada por los ciudadanos de una Comunidad Autónoma.
3. El 30 de mayo de 1984. Llevas toda la razón al decir que los partidos tienen una tendencia natural a envolverse en conspiraciones cuando los atacan. Sin embargo, eso no invalida mi comparación: la marcha sobre Roma de octubre de 1922 supuso que el rey Víctor Manuel III llamara a Mussolini para que formara gobierno, algo formalmente permitido por la Constitución italiana; por su parte, la marcha del 30 de mayo de 1984 de apoyo a Pujol supuso que se retirase la querella contra él y que a partir de entonces no se realizara un mínimo control sobre la legalidad de las actuaciones de la Generalitat, hasta el punto de que cuando en 2005 Maragall se refirió al 3% de comisión de CiU, rectificó a los pocos días. Pero si te sigue pareciendo exagerado la comparación, la retiro.
4. La inmersión lingüística: aquí me parece que no has leído dos veces lo que digo porque al principio la defiendes como si yo la hubiera atacado y luego hablas de los que tenemos “una cierta fijación” por haber conocido un día “a un catalán que le costaba expresarse en castellano”. Repito de otra manera lo que digo en el artículo, a ver si así queda más claro: a) La LNL de 1983 garantizaba la educación en la lengua materna de los estudiantes; b) En la práctica, la Generalitat siguió una política de inmersión lingüística, argumentando que así se evitaba la segregación social sin perjuicio para el castellano; c) Los partidos unionistas permitieron con su silencio esa flagrante ilegalidad. Me limito a eso, porque mi artículo no va sobre la política lingüística, sino sobre el hecho de que la ideología nacionalista creó una visión de Cataluña que ha sido aceptada por casi todo el mundo durante casi todo el tiempo.
5. Las elecciones: Efectivamente, mi cálculo ha sido un cálculo “de letras” porque me he ido a leer los programas electorales para el 20-D y he concluido 17 contra 30. Pero acepto tu cálculo, que me parece mucho más matizado. Así que corrijo mi artículo en este punto y ya he puesto una nota.
De los otros errores que me atribuyes, no abjuro todavía.

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